Nicolae Coande în traducerea Laurei Cătălina Dragomir

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Una mañana de primavera

Solía jugar con la luz – el domingo de un niño

Entrenador de perros que han llegado a la meta en el mar

Para dar la noticia: oro barato para todos los pobres del mundo

Restos del silencio de una sustancia domada

Por la voz de mi madre separada del cuerpo una corriente

Que me lleva delante de una mañana de primavera

Cuando me veo en una biblioteca de plantas siempre verdes

En una sociedad de ideas lo más empachada posible

Donde los insultos valoran la elegancia.

Cuanto nos reiremos de la moda

Que hoy está tallando recetas exitosas para

Putas liderando la vieja cloaca, mundo.

 

 

El mejor de nosotros

No enterréis al mejor de nosotros en lugares

Donde se le puede encontrar y llorar

No os acerquéis a él, caído

Mirad a otro lado el día que creáis malo

Dame una casa donde pueda entrar

Por de altas puertas protegidas del sol

Atravesadas por la luz fluyendo directamente desde el mar.

Impedid que la gente cruce la barrera del humano

Poned un mapa de los lugares más baratos en sus manos

Dónde beber amar de día y de noche

Y cuando las horas se medirán en la pesada báscula

Dale otro momento al que se va ahora:

Hombre no fantasma del capital

Lamiendo su sangre debajo de su piel

Un verdadero tipo regresado del trabajo de su vida.

 

Por lo demás, yo estaba con vosotros.

 

Poeta de afuera

Chico, sácate la poesía de la cabeza y agárrate

Con los dientes del dobladillo de la materia

Incluso el último gusano es más preciso que tú –

El camino a través de la manzana pasa por las semillas.

Pero todo lo que ves son las flores rosadas

Pobre mariposa engañada por gramáticos y dioses.

Siempre un hombre sin soberanía

Con la boca llena de palabras ya polinizadas

Falsificadas como las que se venden en las garitas

De tabernas sucias donde canta lascivamente

Por suntuosa guita el artista oficial

Siempre brillante damnado, siempre idólatra

Mejor un poeta de afuera que gusano

En la radiante manzana de la que muerde atontado

El héroe con el marfil en la frente quebrado.

 

En el siglo de estos

No puedo reírme en el siglo de estos ni muerto

Escondido en mi propio cerebro

Soy el hombre de la buhardilla

Dejad que las ratas vengan a mi

Tengo a mano el polvo el fracaso del estilo perverso

Días llenos de una frágil demencia

No puedo reírme en el siglo de estos ni muerto.

 

un resto de música en la cerviz

mientras duermen los perros guardan la ciudad, todos salieron de

su pequeño universo y ahora sueñan que son de nuevo humanos

si la gente quiere ser canes, libre está. nadie sabe

que empezó hoy. dad dad dad en mi cerebro duerme la enfermedad

no brillo para no ser humillado después. duermo no tengo corazón

me abro paso a través del bosque de símbolos con cuidado mientras voy andando

soy un hombre guapo

nacido en el 62 en Jerusalén después de Cristo

 

soy un filósofo de cafetería

el no-pensar es mi arte

está en mí poder levantarme

 

para romper el vaso

para cambiar mi voz

 

soy ese espléndido animal que se corta la cabeza y la tira

en el mar a los grandes peces que se inclinan ante él y lo besan en la boca

hace frío en la cabeza enciendo el fuego.

es como romper el hielo en una mujer

y abrazar toda la sangre. tengo un resto de música en la cerviz.

 

Reza para que no suceda en el invierno

Bebe lentamente de la taza de té un recuerdo silencioso,

algo que solo se puede decir en la oscuridad,

figuras congeladas de quienes alguna vez se amaron,

susurros de piedras con cabelleras de muertos

y no sabes cuando vendrán a buscarte

con pasos de lana sobre la nieve,

con la sangre sobre ellos,

no podrás llevarte el abrigo,

ni las gafas,

mirarás una foto sobre la mesa,

el frío entrará por debajo de la puerta,

la luna -dicen algunos- no arrojará su luz,

las nubes en el mar recogerán el tiempo – un anciano dormido

boca arriba

el corazón saldrá primero de la habitación

en los botines del niño de al lado,

un cordón será atrapado por debajo del umbral

no puedes llevarte el umbral contigo cuando te vayas,

reza para que no pase el invierno

cuando la gente es más rara y más solitaria.

 

La mujer del poeta

Soy dos centímetros más alto que Wallace Stevens, pero mucho más

Delgado parece con mis 90 kilos esparcidos en algunos huesos

Largos (Bones, como diría su hermandad americana) en comparación con

Los 115 kilogramos (18 Stone, si traducimos) del respetable banquero

Sobre el cual su esposa había dicho después de la muerte que no necesitaba un bio-

Grafía crítica para ser entendido porque distinguió entre su poesía, un juego

Que le permitía divertirse después del trabajo y de su vida personal.

Nada que comparar, porque la poesía que es de alguna manera „like a sock in a rooster”

 

Es una y los negocios, otra, solo la esposa es única e indivisible, una falda fausto

Y para quedar como ella lo había dicho claramente, vendió sus libros después de su muerte.

Destruidas las cartas y los que se divierten o la critican por el holocausto

Quizá deberían comprender que sólo así el poeta puede ser suyo

Dulce onlie begetter el instigador de su propia mente mucho después de entreprise

Cuando nos dejó suave sarcásticmente „his grand pronunciamento and devise”.

 

Tíos

Hay tíos que gobiernan América

algunos tíos que gobiernan Rusia

y algunos tíos que gobiernan Rumania.

Que les vaya bien.

Soy un poeta que dejará la tierra

como lo encontró.

 

No tiene favoritos

 

Los necios llenos de celo le piden a Dios que aplaste a sus enemigos

A veces se les escucha

Así perciben con claridad el aroma de su maravilloso pensamiento y su forma de ser

Nos libera del prejuicio de que tiene favoritos.

 

Eres singularidad

Fui a ti con una docena de poesías bien contadas, empaquetadas

De los más calentitas que mi mente haya gestado

Cuando la intuición me ha dejado y el amor no se ha mostrado durante años

Sus fiordos son arrasados por la mano de un competente ingeniero de terrazas

Un inquilino de Google Earth tan descuidado en la distribución de las almas.

Con la desesperación de quien espera poder encontrarlas algún día

De hecho, con el temor de hallarlas algún día.

Considero que dejé un pedazo de mi amor en casa

Mientras le decía a una de ellas: “Tú no eres menos

Hermosa que las demás, de hecho eres incomparable

abandonado en un matadero.

Pero ciertas cosas hay que susurrarlas en la penumbra

De la habitación donde apareces solo para mí. Tú no eres

Como los demás, tú necesitas que te vean en soledad.

Eres singularidad, no te comparto con nadie

Eres la tranquilidad que todos buscan en el aeropuerto donde

Están desorientados y están perdiendo a alguien. Eres el vuelo retrasado

Para poder estar contigo más tiempo eres el café que ofrece la empresa

Para abandonar la idea de demandarlos. Contra el pueblo

Siempre si tengo que protegerte de vándalos e inversores.

Contigo quiero ir a los museos en los mercados donde van

Solo los ancianos los niños los tíos solitarios que se compran

Una pila de periódicos y leen las noticias de la bolsa con preocupación.

Los obituarios donde los amigos de la infancia se describen como grandes

Héroes en la odisea que acaba de terminar – réquiem para the last crooner.

Contigo nunca fallaré en una página bien acabada, perfecta

Para ser abolida por el temido censor de la región de antaño.

Contigo siempre tengo algo que decir, mi lengua sigue buscando para ti

Un nombre.”

Amable lector, tú no conoces el poema que dejé en casa.

 

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